Cuando el miedo apareció de repente y sin avisar, paralizó todos mis sentidos. Habían pasado años desde que la vida parecía haberme sonreído y me habían sucedido cosas maravillosas -excepto por los últimos meses, claro, pero jamás pensé que volvería a caer tan hondo-.
El miedo consiguió invadir cada átomo y molécula de mi cuerpo otra vez. Y, en lugar de afrontarlo, huí como una niña pequeña huye de los fantasmas. Todos los que han sentido el miedo calar hasta sus entrañas y anular cualquier pensamiento positivo entenderán esto y sabrán que si eso pasa, estás perdido. Bueno, yo lo estoy, pero solo hace falta estarlo para conseguir encontrar la salida, encontrar de nuevo el valor.
Lo peor de todo no solo es sentir miedo, sino tenerle miedo al miedo.
Días rojos
—¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?
—¿Color rojo? Querrá decir negro.
—No, se puede tener un día negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué.
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El miedo consiguió invadir cada átomo y molécula de mi cuerpo otra vez. Y, en lugar de afrontarlo, huí como una niña pequeña huye de los fantasmas. Todos los que han sentido el miedo calar hasta sus entrañas y anular cualquier pensamiento positivo entenderán esto y sabrán que si eso pasa, estás perdido. Bueno, yo lo estoy, pero solo hace falta estarlo para conseguir encontrar la salida, encontrar de nuevo el valor.
Lo peor de todo no solo es sentir miedo, sino tenerle miedo al miedo.
Días rojos
—¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?
—¿Color rojo? Querrá decir negro.
—No, se puede tener un día negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué.